Lo rancio es ocupar un cuarto de baño ajeno...
Rancio ocupa
Cierto rancio acudió a enorme piso dúplex en Reyes Católicos...
a un cumpleaños canapero de alto copete, pringue en las yemas y papel de estraza rifado... del que siempre acaba escondido en el bolso de una señora con el centro de gravedad bajo y moño...
El citado personaje era un
rancio olisquero ya cuarentón...
un degenerado con una enfermiza fijación por las bragas de las lacias...
pero con magnífica reputación dentro del mundo cofrade...
Y allí apareció la hija menor de los anfitriones, que era más lacia que
Tamara Falcó y estaba mucho más buena...
que ya es decir...
Llevaba faja de ballenas ajustada bajo la falda, que para más inri crujía como un barco velero bergantín... Tomando la iniciativa, cruzose el rancio con ella en la puerta del
office, hizo por rozar y rozó... comprobando con la tan su sensible sonda que la faja estaba tensada en astilleros...
No pudo más y decidió pasar a la acción: preguntó dónde estaba el cuarto de baño y fue grata sorpresa descubrir que se encontraba
upstairs en la planta superior... Allí entró nuestro rancio, echó el pestillo y sintió un escalofrío de libertad... Abrió un cesto de mimbre y una sonrisa se dibujó en su cara al comprobar que
la colada aún no estaba puesta ...
Pasaron diez minutos del tiempo reglamentario cuando alguien llamó a la puerta...
¡Ocupado!, avisó el olisquero... Tras un tiempo prudente los nudillos volvieron a tocar...
¡¡¡Ocupado!!!...
-¡Oiga!, le espetaron...
-¿Es importante?, preguntó el rancio...
-Grave no es... pero la señora se está jiñando downstairs y comienza a gasear... al rancio se le cortó todo el punto. Salió secándose la frente muy dignamente con el pico de un pañuelo blanco amarilleado a marfil...
De vuelta al salón en la planta baja, sintió cercanos los crujidos de la faja y no pudo sino sacar la antena para captar la voz de pito de la lacia...
-No, osea, pero es que yo vivo en un loft de Julio César... desde hace ya tres años, sabes... vamos que esta casa es ya... pues... a casi todos los efectos... es la casa de mis padres, ¿sabes?... eso es...Nuestro rancio se dirigió a la barra sin perder ni un ápice la compostura...
pidió una tónica para, a continuación, salir al balcón... y restregarse compulsivamente el limón empapado por todo el rostro, mientras alternaba rítmicamente inmensas bocanadas de aire y gorgoritos con tónica
schweppes... Una vez saneado se deshizo de
la muestra...
Casas ViejasSi creyeron que nuestro rancio olisquero se iba a dar por vencido, se equivocan... Abandonada la fiesta en el lujoso dúplex de Reyes Católicos, encaminó sus pasos con ánimo de revancha hacia la playa de Chapina en busca de mujer fácil... Y con la autoridad que le otorgan sus más de veinte años en el ejercicio de la cirujía, ahí tenemos a nuestro rancio olisquero: deslizando piernas abajo y con habilidad el
tanga rojo de la señorita, para colocárselo a continuación
a modo de mascarilla...
Llega la hora de picar espuelas; el rancio siempre abajo pues nunca ha de pagar por trabajar... Veinte años poniendo enemas en quirófano... han hecho de nuestro rancio un hombre muy limpio para sus cosas... hay que buscar algo para poner entre su rancio culo y la húmeda hierba...
El rancio ve unos cartones y los acomoda. Comienza la acción...
De repente, nuestro rancio bajó la mirada del precioso cielo estrellado de Sevilla y se percató de que un vagabundo miraba expectante el apasionado rodeo...
-¿Algún problema?, preguntó el rancio...
-Ninguno, ninguno, ustedes sigan, contestó el vagabundo...
sólo que si cuando acaben van a echar un cigarrito... porfavó tené cuidao de no quemarme la casa... Al rancio se le volvió a cortar el punto.
Cargado de amor
Para un verdadero rancio, Sevilla es un circo de tres pistas...
y nuestro rancio olisquero no iba a dar su brazo a torcer... sobre todo cuando sólo con un suave movimiento cadencioso podía obtener el tan ansiado beneficio para sus maltrechos gametos...
Amor de Dios, Sala X...sentose el rancio cumpliendo las normas básicas de seguridad del
Protocolo de Archidona, a saber: cada cinco asientos y al tresbolillo...
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Vana ilusión... Temíase que
mucho era el amor que cargaba pues tremenda era la hinchazón... y llevaba toda la razón...
Más veces la veía, mucho más se encendía: llegó la escena, su escena...
en la que
John C. Holmes abofeteaba a
Linda Lovelace sin manos...
Nuestro rancio, en las suyas de él se encomendó...
Tanto amor desparramó y fue parábola tal... que sobrepasados los límites de la zona de seguridad...
se produjo la mojá...
Mas hubo mediación rápida de la dirección,
-¡Señores haya calma!...
Estamos ante un hecho que no sólo sentará jurisprudencia, sino que también dejará su rúbrica en el libro de los records... ¡atención por favor todo el mundo!... ¡¿hay algún notario en la sala?!... preguntó el dueño del cine...
-¡¡Yo!!... -¡Yo también!... -¡No, yo, yo, aquí!...
-¡Orden, orden!, moderó...
1, 2, 3, cuatrcinqseeeeeeeeee... -¡¡¡Ya!!!.
-Ventitré, venticuatro, ventisinco y la pirula, ¡usted, habemus notario!.
-Doy fe, doy fe... y mi enhorabuena al fenómeno...
Todos se fundieron en un abrazo...
entre el público alguien se identificó como miembro del
Guinness World Record Management Team y felicitó a nuestro rancio...
Ya de vuelta al calor del hogar, una sopita caliente lo esperaba...
-Mamá... puedes estar orgullosa de tu hijo...
-¿Tienes novia ya?, le preguntó su madre...
-No, pero he firmado un contrato para hacer cine... y seguro que ahora me salen muchas... ¿te he dicho cuánto me gusta tu sopita de estrellas?...
-Anda, hijo, duérmete... Se apagaron todas las luces...
-¡Mamá!... ¡¡mamá!!... ¡la luz del pasillo!...
Epílogo¿Por qué a los rancios le gustan
las lacias...
y a las rancias no le gustan
los lacios?...
A MI ADMIRADO rascaviejas