en un estante del estudio se alineaban en perfecto taco todos los apuntes de mi carrera... los guardé y con el tiempo encuaderné con mucho cariño para lucirlos con orgullo tras mi mesa... bajo el acuario...
hoy descansan en un modesto anaquel apartado de la vista y de difícil acceso... pese a que casi todo ha cambiado, lo fundamental sigue estando en esas notas abigarradas en los márgenes... raro es el trabajo donde no necesito consultar esos tochos de folios escritos a bolígrafo...
con lápiz rojo fui tachando una a una las 37 asignaturas de la carrera...
durante 6 + 1 = 10 años completé la que sin duda ha sido la más difícil de mis colecciones... he olvidado muchos malos momentos pero me marcaron aquellas primeras semanas en las que descubrí que el programa de Supergarcía lo repetían por las mañanas...
ahora cuando relleno los papeles para la matrícula de mis hijos... al llegar a la parte estadística marco con satisfacción las casillas correspondientes al nivel de estudios de los padres... universitarios grado superior...
a saber, tradicionalmente, médicos, ingenieros y arquitectos...
Señor juntero:
mi primera obra en Sevilla capital fue en el Cerro... un proyecto de demolición de una casa ruinosa de dos plantas, hermoso patio sevillano cubierto con montera y ático con azotea... una auténtica lástima...
sucede que al enfrentarse a estos edificios de la primera mitad del siglo pasado, uno no tiene ni la más remota idea de lo que se va a encontrar... pero por lo menos es algo que no te coge por sorpresa...
el principio siempre es fácil y muy aparente... fuera tabiques, elementos de cubrición, chatarra en general, incluso los forjados suelen salir sin problemas... y en unos días tienes la estructura pelada... es entonces cuando descubres que con el tiempo los edificios echan raíces... simbiontes y parásitos, invaden y son invadidos...
aquel entresijo de madera parecía no tener su principio y su fin en aquella casa... las vigas se introducían en las medianeras del vecino donde ya se podían ver sus instalaciones y las tuberías de sus cocinas... recuerdo ver el trasdós de unos espiches y preguntarme qué rayos estarían sujetando... ¡dios mío, ahí vive gente!, no podía parar de pensar... aún no había llegado lo peor y ya no podía dormir... luego descubrimos la cimentación pero éso en el Cerro son palabras mayores...
y usted pensará que con la experiencia... qué va, señor juntero...
una noche escuchas la lluvia caer a raudales... y te acuerdas de aquel forjado de cubierta donde te la coló el constructor... te acuerdas de aquel alarde estructural con el que impresionaste a un cliente... te acuerdas de aquella solución imperfecta, de aquel error de replanteo que fue imposible subsanar, de aquel producto que nunca te llegaron a suministrar... te acuerdas de discusiones eternas con geólogos e ingenieros para contener aquella ladera con riesgo de corrimientos... ¡dios mío, ahí vive mucha gente!... y tú tomaste la decisión final...
señor juntero, recuerde que bajo sus pies siempre puede haber un vicio oculto de la construcción... y un arquitecto insomne...
no seré yo quien le haga responsable a usted del desprestigio y la decadencia de mi profesión, algo de lo que sólo los arquitectos somos culpables y donde parece que todo el mundo trata de meter su cuñita... mala es la envidia... pero cuando leo cosas como que "la Junta de Andalucía ha obligado a las universidades de la comunidad a cambiar por sus genéricos los términos que pudiesen suponer discriminación sexista"... ingenieros por ingeniería, por ejemplo... se me ocurre pensar que como la educación en Andalucía no tiene problemas y estamos a la cabeza de Europa, ustedes se aburren demasiado...
los baños árabes, los spas, las salas de teatro alternativo, el paintball, la banda de canalsur... ¿ya no les divierten?... ahora lo guay parece ser la caza del autónomo... les congelamos las ayudas... les cambiamos el nombre a unas cuantas escuelas por machistas... y de camino les bajamos los humos a estos... cómo se dice... a estos... outsiders...
perdóneme, señor juntero, porque es muy incómodo... pero con decisiones tan inicuas y mediocres nos hacen sentir involuntariamente superiores...
Sinceramente
Dobletes, tripletes y triplete áureo
Hace 14 horas