
el momento de guardar el nacimiento para el año que viene es, para mí, el más triste del año... mucho más que los sillazos del sábado santo... recuerdo de niño haber llorado solo en la cama porque se acababa la Navidad...
la noche del 7 al 8 de enero...porque entonces,
cuando los modernitos no ostentaban el poder...
los niños teníamos el día después de Reyes para jugar con los juguetes...
al guardar el nacimiento y el árbol pienso en mi infancia... casi todas las figuritas tienen ya casi cuarenta años... me acuerdo perfectamente del día que mi madre nos compró el portal en la papelería Agueda...
había cogido el sarampión y me llevaban a Don Julián... después de dar muchas vueltas mi padre encontró aparcamiento en Pedro Pérez Fernández... conservo ese portal como la más valiosa de las posesiones... hoy sería imposible encontrar uno igual... conserva el precio marcado a bolígrafo... 150 pts de la época, un pastón...
Navidad de 1972...
hace más de diez años, soltero yo... paseando por Doña María Coronel quise pararme a escuchar a las monjas del convento de Santa Inés...
y al entrar en el compás, en una especie de sencillo nártex situado a la izquierda... descubrí el árbol de Navidad más hermoso que recuerdo... era la época en que
las pijas impusieron el árbol monocromo y la estética anglosajona inundó sus cálidos hogares... y aquel árbol era justamente como los que ponía mi madre... bolas brillantes de colores, espumillones reliados, luces de velitas y campanitas y un pináculo de remate... ¡qué maravilla!...
el año pasado me decidí... las luces de los chinos no estaban a la altura del árbol de mis hijos... me metí en el trastero de mis padres para encontrar esas luces setentoides que son mi verdadera Navidad... y allí estaban... más de veinte años metidas en una caja... repararlas no ha sido fácil... el nuevo Reglamento de Baja Tensión ha convertido las tiendas de electricidad en un área de quirófanos... era sacar mis lucecitas buscando un material parecido y reculaban del susto...

provocan interferencias en la televisión digital de todo el bloque... pero por mis mulas que lo he conseguido... este año han tenido en el árbol sus velitas y sus campanitas setentoides de colores... y en el nacimiento las mismas luces que mi padre trajo la Navidad de 1972... incluso la orténtica
flickering flame candelabra base...
que yo mismo compré en Casa Márquez... cuando estaba en la c/Harinas enfrente de la
c/Duende... con la que sorprendía a mis amigos que me preguntaban si era fuego de verdad aquello que se veía dentro de la cueva de los pastores donde se aparecía el ángel...
lo mismo que han preguntado mis hijos, mis sobrinos y sus amigos...
la historia continúa...