Primero fueron las vacas y comimos pollos (hasta avestruces). Luego fueron los pollos y comimos vacas. Y ahora el Anisakis... que suena a kamikaze.
La mayor vergüenza de esta ciudad, de la que no habla ningún político, es que ya podemos hablar de una generación perdida de niños sevillanos, entre los que se encuentra mi hija, que no le han echado de comer migas de pan a los patos.
Algo tan entrañable como cantar la canción de "los patitos en el agua movían las colitas" requiere una explicación previa ilustrada con la única referencia visual de un carísimo deuvedé (si es pirata o del emule es muchísimo más patético).
La mayor pandemia de la historia (palabra de moda que chorreaba a borbotones de las bocas y las plumas de los cronistas) pasó; las vacas que se quitaron hasta de los nacimientos ya están cuerdas...
Y yo pregunto ¿dónde están los patos de los parques de María Luisa y Los Príncipes? ¿y los pavos reales?... la venganza aviar está próxima y van a por vuestros audis impolutos de segunda mano...
¡¡¡ Banzaiiiiiiiiiiiiiiiiii... !!!
Jauría
Hace 1 hora
8 comentarios:
Te contaré una historia que tiene algo que ver con los patos.
Fuimos a comer a una venta perdida de La Algaida (Sanlúcar) donde había un grupo de ánsares persiguiendo a servidora con mi correspondiente pánico y el cachondeo general entre el resto de la expedición.
Nos pusieron de comer una fuente enorme de arroz con ánsares que hizo que la reunión que me acompañaba ovacionase con verdadero fervor aquel plato gigantesco.
No pude comer nada, primero por el miedo que pasé tras la persecución "ansarina", el ridículo tan grande que hice y el asco que me daba ver el aspecto que presentaban los platos.
Lo mio no son los patos, y como estaba en mi Sanlúcar, pedí acedías...
En esto gano la partida, ya que la casa de mi abuela que vivía en la calle Castilla, daba por detrás al Paseo de la O, y por allí bajábamos a echar pan a los patos en el río, nada de parques. Incluso durante algñuntiempo tuvo uno en el patio de la casa que se llamaba Timoteo, buen nombre para un pato ¿verdad?.
Ahora mis hijos se dedican en verano a esquilmar las canastas de pan de las mesas de la terraza del Naútico para cebar a los patos y a las carpas, que se meten unos bocados entre ambas especies que dan miedo.
Debería poner Náutico y no Naútico. Excusas miles
Entiendo perfectamente y disculpo el comportamiento torpe de esos ánsares: yo también la confundí con una pava.
Delporvenir, lo de los bocados... los Ánsares siempre han sido poco dialogantes...
PD: ¿Sabes que por tres semanas no me dejaron re-engancharme al Náutico? ¿Tendrá esto algo que ver con la subida de los cánones del puerto?
Eso de la pava me dolió...
Mil plumas me he arrancado...
que no parezco ya pavo
sino gallo y de Morón.
Olé!
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