Los inútiles

Es julio y el silencio reina en las calles de El Porvenir... son las las tres y media de la tarde... paseo por donde antes y a esta misma hora... simplemente iba de aquí para allá... escribía algo absurdo y con sentido en una farola... arrastraba una rama larga mientras ideaba complejos artilugios para sacar de una rama corta...                      

Nos reuníamos en sótanos con vistas a un patio inglés o en cuartitos de azotea; encontrar una diana con el union jack era fácil, un futbolín no tanto... pero lo conseguimos y lo pintamos del Sevilla-Betis...
La sobremesa era más llevadera con dos manguerazos y avituallamiento en Casa Palacios que parecía siempre cerrada pero que extrañamente estaba siempre abierta... ¿sería cierta aquella leyenda?...

La rica vida cultural del grupo pasaba por dispersarnos por la mercería del cortinglés y escudriñar su contenido mientras uno de nosotros cantaba “Caleno costure me” en registro contratenor...        
jodidos esnobs, nos creíamos superiores... éramos capaces de encadenar más de cien nombres de pensadores y artistas rusos con el único comodín de Достоевски, vulgo Dostoevsky... aunque algo me dice que más de uno le echaba imaginación... aceptamos Yul Brynner así semo... Induinsky...¿?
una noche nos dio por dispersarnos y pasear por la calle Isabela con caretas orténticas del Museo Egipcio de El Cairo...
las dispersiones se convirtieron en nuestro hábito...
como las bolas de billar se pierden por las troneras... y siempre vuelven a la formación de bola 8... pensábamos que ni un ejército de Yoko Onos podría separarnos... qué zorrones... eran tan malas que no pararon hasta desgarrarnos el tapete... panda pringaos...

Con el tiempo y el flashback hemos vuelto a reunirnos para reírnos de nosotros mismos... nos preparábamos para ser útiles a la sociedad y a lo mejor potencialmente hasta lo éramos un poco... casi casi como ahora... posiblemente sea nuestra última dispersión, pero...
Siempre añoraré aquellas reuniones, aquella panda de irreverentes, aquellos veranos en que nosotros, los completos inútiles...
completos e inútiles, éramos absoluta e insultantemente libres.

Me acerco a los cuarenta... esta entrada será un síntoma...