mis orténticas escudo de oro de los setenta...
devuélveme al ensueño... a la luz de las farolas sobre las blancas medianeras de mi primera madrugá... dónde fue aquello, jamás lo sabré... entre Feria y San Luis, una plaza, quizá un solar... mi padre nos llevó de la mano, a contracorriente, abecé y primera lección... corta la espera, la justa para abrocharse el último botón de la rebeca... y por la izquierda irrumpió tremendo el paso nunca visto, muchas figuras y tres romanos con plumorras... un sayón pregonero lee y Pilato lo escucha sentado, casi apoltronado, con la tensión baja, dos horas de pregón, agüita en palangana por favor... tres columnas de mármol de veta roja sustentan el SPQR con el águila imperial dorada posada sobre el orbe... un trono es como un caballo o un olivo, seña de indentidad de paso grande de misterio... qué lee el judío en el pregamino reliao, pregunto a mi padre... la sentencia a muerte de Jesús... toma ya... la Sentencia...
Scotta, Biri Biri, Bertoni, Pintinho, Polster, Suker y Kanouté... pocos pueden presumir de haberlos visto jugar a todos... cuánta afición me transmitió mi padre, cuánto ánimo para aparcar el coche en Nervión, dos veces se lo robaron... y cuántos paquetes de pipas, sarchichas y mirindas en vaso de plástico... los balones de reglamento, las primeras camisetas brillantes con cuello de pico, compradas en Deportes Arza... Sánchez Araujo a todas horas en el transistor... vivencias orténticas que me regaló mi padre con tesón y empeño, pero aquello...
aquello lo he seguido buscando cada nueva Madrugá... con mi hermano, mis amigos y unas cuantas novias, la última, mi mujer... lo sigo buscando... y lo buscaré con mis hijos para que ellos también lo encuentren... tantas cosas me dio mi padre con su esfuerzo y aquella noche de rebequita y sin saberlo... me abrió la puerta del ensueño... dónde fue aquello, jamás lo sabré... un año más, salgo a su encuentro...
8 comentarios:
Macareno y palangana. Y rancio orténtico. No sé, no sé...
Pero bueno, con esta entrada te has redimido de sobra.
Un abrazo
tato... ¿habrá algo más macareno que una palangana?... de qué va vestido Pilato... y quién va de verde en el paso, ¡los malos!...
anda que ya podréis... que en algo tendremos que buscar consuelo cuando todo el verde del mundo se mudó tras el último tramo...
un abraso resién...
Apúntese en su haber dos lagrimones, admirado y apreciado señor. Mi padre murió tan pronto que no pudo pasarme el testigo. Fue mi madre... y un montón de gente buena que Dios puso en mi camino los que tomaron el relevo. Y una pequeña confesión. Este año volveré a vestir mi túnica, después de muchos años. Demasiados, lo sé. La vestiré por varias razones... y una de ellas es porque quiero que mis hijos vean cómo su padre se viste de nazareno... blanco, muy blanco (y disiento de los comentarios anteriores: un nazareno blanco y verde no deja de ser un nazareno verdiblanco).
La segunda lagrimos va por esos señores del balompié. A todos los vi jugar desde distintos asientos del Sánchez Pizjuán. Y me quema el culo el recuerdo del hormigón recalentado de los domingos a las cinco de la tarde.
Quede aquí mi saludo, reconocimiento y felicitación nostálgica por su entrada de hoy y esos rincones olvidados de nuestro pasado. ¡He dicho!
Y no pararás de buscar
una santa, doña Aurora, alejandro...
aunque no salieseis por la lluvia, tus hijos han vivido las vísperas con la túnica colgada del aguilón del armario... y han visto a su padre vestirse de nazareno...
¿doña Aurora también te llevaba al Pizjuán?...
joder, canalsu, me has emocionado... he sentido un escalofrío... por un momento he pensado que me ibas a decir aquello de yo soy tu padre...
No fue doña Aurora, eresmicruz. De eso se encargaron los "buena gente" que citaba.
Y ahora que caigo. Usted tuvo más suerte que yo: nunca vi a Biri Biri en el campo, pero sí a Superpaco, Montero, Francisco, Simeone, Buyo, Suker y don Vassili Tsartas. De todos los recuerdos me quedo con los cruces defensivos de Curro Sanjosé... ésos deslizamientos -rodilla en tierra- con los que mandaba a los extremos al borde del foso... porque a quien le gustaba el foso de verdad, no el del Pizjuán sino el de la Universidad, era a un tal Rinat Dassaev. Dos veces cayó, coche incluido. Un auténtico ilustrado, que era el tipo.
alejandro... en la puerta Paco, dos Juanito, tres Sanjosé... qué clásico... Biri Biri iba y venía como buen negro cachondo... yo lo vi jugando con Cantudo y Scotta, qué grande...
lo de Rinati era el amarillo de la camiseta... hasta que no lo vistieron de negro y celeste no pararon...
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