Carlos Cañal es la única calle del mundo que atraviesa un convento...
a un lado deja la iglesia y al otro el Horno... 625 años nos contemplan...
el sibarita empedernido no es necesariamente un tío estúpido...
y al pasear por estas calles, antaño aledañas al Convento Grande de San Francisco, se siente, más si cabe, prelado y guardián de lo orténtico... se persigna y entrando a la derecha están... en la iglesia el confesionario y en el Horno el mostrador... pecados y vicios inconfesables...
¡la de lagrimones que habrán recogido estos suelos!...
pero qué dolor para el sibarita la falta de criterio...
el criterio de una acción es eso que resulta de aplicar una a una las diecinueve preposiciones al pronombre interrogativo quién(es)...
a quién(es), ante quién(es), bajo quién(es), cabe quién(es), con quién(es), contra quién(es), de quién(es), desde quién(es), en quién(es), entre quién(es), hacia quién(es), hasta quién(es), para quién(es), por quién(es), según quién(es), sin quién(es), so quién(es), sobre quién(es), tras quién(es)...
una vez respondidas estas preguntas y extraída conclusión... se obrará en consecuencia... he aquí el único garante frente a toda ignominia...
por éso uno, que es un sibarita afrentado, oprobiado y dolorido...
arrodillado en el templo... postrado ante su mostrador... por la misión a mí por Buddy encomendada de guardar toda orténtica tradición...
quisera confesar lo a mí acaecido en esta breve EXPOSICIÓN:
uno, que es un clásico, coge la vez con tiempo en el Horno para el Rosco de Reyes y tras la Cabalgata reúne a la familia concéntrica al roscón...
vigila a la cuñada por si pasa la tientaguja o pega el apretón...
la sorpresa ha de ser sorpresa y el haba para el pagador...
¡¡¡ joder, uno es un clásico y compra en el Horno su roscón !!!...
uno espera una terracota, una ceramiquita, para el año que viene una figurita de pastor... ¡un carajo de pato, un llaverito de Hannah Montana con una cadenita como de tapón!...
y ni rastro del haba, o sea, que el que paga... soy yo...
a mis queridos y admirados reposteros del Horno de San Buenaventura
El asombro de Adán
Hace 1 semana
11 comentarios:
para el sibarita enfermo...
esta entrada es... digamos...
una hijoputez constructiva...
una cosa algo así más o menos...
Mi roscos también eran del horno. Probé hasta una tercera porción para que me tocara, sí o sí, la dichosa y resistente sorpresa...
Salió...¡¡¡Papá Noel!!!!!!
Merde!!!
La confiteria del centenario Horno no es ni sombra de lo que fue. Ya no hacen ni los insípidos savoys
Mis rosco de reyes son de Lydia (calle San Jacinto) y no traen esas cosas.
Mi pregunta es.. ¿Qué tiene su roscón adentro? ¿sidra como buen rancio? ¿nata como buen golosón? ¿nada como los clásicos? A mí me gusta de trufa, no sé que clase de personas somos los de la trufa… Y me tocó a mí la sorpresa, que afortunada en el juego.. ya se sabe… un Mickey Mouse de goma… no era navideño pero como servidora no es fanática de las fiestas, casi se agradece…
Kisses de fruta escarchada
Para el próximo año, si le tocara de los jonas brothers, me lo guarda.
Gracias
rascaviejas a mí me cuesta mucho hablar con usted ahora... ¡me da mucha pena!... sólo acláreme que aquella entrada no era una despersonalización de su yo... ¿?... ¡ay, qué pena más grande!...
delporvenir... es que cuando un producto es inmejorable la competencia se vuelve absurda...
desde Lidia con amor... qué buena película ésa...
usted tiene buen gusto maeserancio...
gata, mi ortodoxia me obliga a comprar siempre uno sin, ¡faltaría más!... pero reconozco mi debilidad por el rechupeteo de la sorpresa... es algo que no tiene enmienda... de nata por supuesto...
lo siento ippolito... hay cosas inalienables...
pero si quiere le hago una fotocopia...
¡¡¡Lo mismo que a mí!!!
el destino una vez más, dama...
anda, abre la ventana...
y espero que mi próximo post sobre coches y patas de niño te lo tomes con mucho humor...
A sus pies, again.
¡¡¡never!!!...
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